martes, junio 20, 2006

Charlot

Bruno Marcos
Hay que ver cómo se desorganiza lo organizado, cómo va toda la rutina que hemos creado, día a día, durante todo el curso, al garete en apenas una semana. Con el último borrón de tinta roja, al poner su nota, un 6, un 8, quedan manumitidos para vagar con la bicicleta, tostarse en piscinas crepusculares y andar como un poco más huérfanos por ahí, sin la obligación de que nosotros, ni los compañeros, tengamos que aguantarlos. No sé si por eso o por azar escogí unos cortometrajes de Charlot para llenar estos últimos días, con las excusas clásicas de que se fijen en los planos o los movimientos de cámara se los arrojé sin aspavientos.
¡Son tan reacios a lo muerto! Chaplin sale, como siempre, vestido de dandy pobre, tímido y delicado, acurrucado en un solar, intenta dormir en pleno día. Sólo el más pequeño de ellos, el más joven y el más escuálido, que mira siempre con unos ojos desconcertantes como platos, y yo, el más viejo, el más grande, nos reímos a carcajadas. Algunos de los otros me miran sorprendidos, como si fuera un loco por reírme. Las situaciones son hilarantes, Charlot para poder entrar en una taberna con un perro se lo mete en el pantalón y, por un agujero del mismo, sale el rabo del can que se agita por doquier tocando el bombo, por ejemplo, de la orquesta, donde un pobre hombre se horroriza pensando que Chaplin es un hombre con cola. Poco a poco, entre el silencio musicado, los anacolutos de las cartelas y el bosque negriblanco, van entrando todos en la risa.
Yo no puedo menos que querer a Chaplin. Uno piensa que sería amigo suyo si le hubiera conocido, amigo de verdad, de esos que te dan pena a veces, de esos a los que les pasan cosas y quieres que te las cuenten. Defiende todos los valores que yo añoro: La timidez, la elegancia pobre, la compasión, el sueño de la felicidad. Le veo tan guapo, siempre me pareció guapo con sus mechones ondulados y, cuando oía que había tenido tantas mujeres me parecía natural, era adorable. Era más guapo Charlot que Chaplin y ese detalle tan memorable, tan de Charlot: presentarse a concurso de disfraces de Charlot y nunca ganar el propio Charlot.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

como dijo W.Whitman camarada esto no es un librocraven quien lo toca, toca a un hombre.

junio 21, 2006 1:01 p. m.  

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